A veces no sentís que os falta algo en vuestra vida? Ese algo
que llene todos los vacios que tenemos y no hablo de nada material ni mucho
menos si no de una persona, esa persona que ya ha estado en tu vida sin embargo
pase el tiempo que pase sabes que es inevitable sacarla de ella, aunque pasen
mil cosas siempre la vas a seguir recordando, aunque pasen cientos de personas
más por tu vida, sabes perfectamente que ninguna te hará sentir como te hacía
sentir esa persona.
Siempre he pensado que hay varios tipos de amores en la vida,
está el amor con el pasas el resto de tu vida, y con esto me refiero a esa
persona que aparece y con la que compartes todo, con la que te casas, formas
una familia y pasas el resto de sus días a su lado, después está el amor de tu
vida, ese que marcó un antes y un después en ti, ese que fue el primero en
todo, el que te sacaba las más sinceras sonrisas y te robaba los mejores besos,
ese con el que estabas dispuesta a pasar el resto de tus días, al que mirabas y
te hacía temblar como una gelatina, que con solo una mirada suya eras feliz
porque de esa forma no te miraba nadie y sabias que nadie te haría sentir igual
jamás. Son de esas personas con las que intentas que dure para siempre pero
simplemente no funciona, ya sea por unos motivos o por otros pero no lo hace y
nos pasamos años intentando buscar a alguien que con quien encontrar el
equilibrio aún sabiendo que lo que de verdad nos gustaba era esa persona que
nos hacía temblar. Con esto no quiero decir que no vayamos a querer de verdad a
la persona con la que vayamos a compartir nuestra vida, si no que no que hay
personas que llegan a tu vida para que no las olvides y esto es lo que nos pasa
con el amor de nuestras vidas, aunque estemos felices con otra persona siempre
nos vamos a acordar de cómo nos hacía sentir aquella persona, sus besos, no
podrás evitar acordarte de ella cada vez que pases por esa calle en la que os
matasteis a cosquillas, o aquel rinconcito en el que te abrazaba tan fuerte que
parecía que no quería dejarte escapar jamás, y sabéis perfectamente de quien
estoy hablando porque ahora, justos en estos momentos estáis recordando a esa
persona y estáis sonriendo -o quizás- derramando alguna que otra lagrima.
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